Análisis de la imagen audiovisual es una obra del Doctor Rafael Gómez Alonso, supervisada por la Editorial del Laberinto, es primera publicación emitida en el año 2001. El autor por medio del presente texto explora la comunicación audiovisual desde una concepción estética, estudiando la influencia que estas representaciones icónicas han tenidos en diversas sociedades de consumo y en distintas manifestaciones artísticas.
Gómez Alonso ha estructurado el presente libro en siete amplios capítulos equitativos entre sus extensiones y guarda concordancia entre ellos. A lo largo de su estudio, el autor cita un grupo cuantioso de especialistas en el tema de la imagen audiovisual, como Arnheim, Benjamín, Casetti, Eco, Gombrich, Panofsky, entre otros. En este sentido, encontramos diversidad de ejemplificaciones que apoyan los múltiples planteamientos realizado por nuestro investigador.
El autor realiza un importante énfasis en el estudio de la imagen porque -para él- a través de ésta puede ahondar los discursos audiovisuales, que por su condición de Licenciado en Comunicación Visual suele ser una problemática atractiva. En este caso, el esteticismo se plantea como elemento fundamental dentro de estos medios.
Gómez Alonso desde una perspectiva documental y contemporánea, considera que la estética contenida en los ámbitos audiovisuales influye en el mensaje que se transfiere tanto al colectivo en general como a un individuo en específico. Asimismo, el autor pretende dar una visión actual para la comprensión de la misma y establece parámetros que facilitan el entendimiento de las apariencias que median con el público universal.
La lectura de las imágenes -partiendo de un análisis estético- donde interviene las distintas funciones que serán transmitidas a través de diversos lenguajes y la expresividad manejada para emitir su mensaje es, a manera generalizada, el objetivo fundamental de dicha investigación.
En la primera sección del libro titulada La configuración de la experiencia estética, Gómez Alonso afirma que ésta es el resultado de un acondicionamiento social y por ende subjetivo, interviene en el juicio que emite el espectador sobre las imágenes. El autor, para profundizar un poco más sobre la problemática planteada en el enunciado, realiza un breve estudio sobre el origen de la “estética” lo que lo lleva a concluir que esta acepción es utilizada actualmente para separar lo bello de lo feo y se encuentra ajustado a los valores generales de la temporalidad.
Nuestro investigador deja bien claro que en el siglo XIX, con la creación de las diversas maquinarias surgidas que reproducían masivamente las imágenes, existió una perdida de su valor original, ocasionando de esta manera el origen del “Kitsch” entendido como la presentación de serie de objetos convencionales con un fin estético. En este sentido, Gómez Alonso explica que se logra un cambio cultural en la percepción de lo “bello”, por lo que se genera la acepción “monstruosidad” representada como alteración de lo natural.
Siguiendo el patrón analítico-referencial que ha establecido el autor desde el inicio y persiguiendo un orden a lo estudiado es conducido a la siguiente sección Nuevos modos de ver, que para el autor tuvo su irrupción en el siglo XIX con la fotografía. En este apartado se refiere específicamente a la “percepción” o también llamado por nuestro investigador “atención” y el reconocimiento de los objetos denominado como “sensación visual”. Gómez Alonso explica la diversidad en las interpretaciones que se dan de una imagen según las perspectivas de sus diversas lecturas, es decir, la “mirada” que se tenga ante ésta y la fuente de deseo que se produzca en el espectador.
En la transfiguración del lenguaje de la imagen, como se denomina el tercer capítulo de la investigación que estamos reseñando, Gómez Alonso se refiere al nuevo uso que se le da a la expresión icónica, utilizándole como manifestación social con un fin comunicativo, asimismo, aclara que la semiótica es la rama que se dedica al estudio dicho fenómeno.
El autor toma en consideración para el análisis de este apartado términos como “signo”, “significante” y “significado”. También realiza un análisis de las contribuciones de las imágenes a través de lo que el autor ha llamado “códigos visuales” dentro de los que se encuentran diferentes categorías dependiendo de su funcionalidad.
Como hemos visto hasta ahora, la investigación esta sujeta a una panorámica contemporánea, que Gómez Alonso en este mismo orden de ideas, analiza el concepto de posmodernidad exponiendo los criterios de varios investigadores especialistas en la materia para llegar a un juicio personal. Concluye que dicho término se adapta a los valores artísticos que continúan de la vanguardia diferenciados de ella por sus particularidades en la concepción estética.
También el autor explica los factores que evidencian dicha posmodernidad y los discursos que intervienen en ella, como “La autorreferencialidad”, cuando una persona se refiere a sí misma; el “sistema de relaciones transdiscursivas”, explica la relación entre las distintas imágenes que de cierta manera se encuentran influenciadas unas por otras, para esto realiza un estudio semiológico y se apoya en la teoría de Gerard Genette; la “adaptación, parodia y pastiche” establece las características de cada término para su diferenciación; finalmente, el “impacto y la velocidad” son recursos utilizados para llamar la atención del espectador. Todos estos temas conforman la peroración realizada por el autor en el cuarto capítulo de su investigación.
Gómez Alonso afirma que La estética en el mundo audiovisual contemporáneo persigue ciertos patrones establecidos por las vanguardias artísticas, e influye de esta manera la originalidad que trajeron consigo para lograr una transformación en los medios audiovisuales. Con respecto a ello, estudia en la quinta sección de su investigación El impresionismo, cubismo, expresionismo, futurismo, surrealismo, minimalismo, las corrientes abstractas y las nuevas tendencias y experiencias audiovisuales son los movimientos que nuestro autor indaga para establecer las relaciones que se encuentran constituidas entre las corrientes vanguardistas y las imágenes actuales.
Hay un punto significativo dentro del contexto que Gómez Alonso viene trabajando, y para continuar con el orden de los temas antes tratados, el autor realiza un estudio de las “identidades de la imagen” que se encuentras provistas de una carga simbólica ya sea social, sexual, entre otras. El icono audiovisual se inserta dentro de “géneros” o “estilos”, el primero condicionado por las demandas del mercado y se presentan de manera individual o colectivo mientras que el segundo estudia las particularidades de un objeto y es considerado como cuerpo de estudio por varias disciplinas del saber, por ende, es el que establece los cánones estéticos para el estudio de las imágenes.
De esta manera nuestro autor, apunta la idea de la “ficcionalización” de los acontecimientos reales y afirma que esto es producto social y temporal. Cada individuo atiende a sus particularidades según sus experiencias de vida y debido a ello catalogan como existente o artificio ciertos acontecimientos. Para Gómez Alonso la influencia de las épocas se intensifica en los modos de vida particulares o colectivos, por esto los especialistas tratan de establecer diferencias marcando pautas innovadoras –“marcas de autor”- o por las “isotopías” que controla la funciones de las imágenes.
Para finalizar su investigación y con la sección más extensa del libro, Gómez Alonso nos presenta los fundamentos de la estética audiovisual e indaga sobre el lenguaje de los medios de divulgación masiva y establece “parámetros compositivos”, menciona todos aquellos elementos que conforman la estructura de la obra, como el “peso visual”, factor significativo dentro de este asunto, es el punto donde confluyen toda la atención del espectador; asimismo, el autor nos explica que el “contenido” nos indica la intensión expresiva a través de dichas imágenes, para ello se debe realizar un análisis iconográfico.
Dentro de estos “parámetros compositivos” también encontramos “el espacio” que se configura de acuerdo a la distribución de los elementos de la obra y al cual el autor clasifica según ciertas características, el como abiertos, cerrados, vacíos, poblados, entre otros; asimismo otros temas que conforman el capitulo podemos mencionar el movimiento, volumen y las líneas de lectura.
Luego de todo lo estudiado, Gómez Alonso hace una observación de la calidad que puede tener la imagen gracias a ciertos recursos técnicos, planteados en una segunda parte de este último capítulo, menciona así factores “técnico-expresivos” como la iluminación, caracterización, el sonido y el montaje. De esta manera lleva un orden en el contenido, expone seguidamente los “parámetros temporales” concretado por la duración de lo que se presenta y provoca una dicotomía: “tiempo histórico o cronométrico” y “tiempo intradiegético”.
Seguidamente explica los “parámetros retóricos y simbólicos” los cuales ayuda la comprensión del significado de los mensajes. En este sentido, el autor identifica figuras retóricas de adición, alteración, sustitución y supresión. Como podemos ver, el texto culmina reconociendo los factores y cualidades ineludibles que favorecen para la realización de un análisis icónico.
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